
Contenido
- 1 Lea el pasaje sobre el bautismo
- 1.1 El sacrificio de Jesús
- 1.2 Comentario de la exposición de ESV
- 1.3 Tres vistas
- 1.4 La prefiguración de Cristo
- 1.5 Antitipo de Noé
- 1.5.1 De qué manera comenzar a leer la Biblia: Una guía en profundidad
- 1.5.2 Mejora tu liderazgo religioso
- 1.5.3 Celebra que Dios está contigo y tus victorias
- 1.5.4 Dios tiene el control: 14 gloriosas y confortantes realidades
- 1.5.5 ¿Cómo sé si Dios nos ama?
- 1.5.6 Top 8 mejores regalos cristianos para niños
- 1.5.7 La palabra de Dios: 3 Cosas que debemos creer
- 1.5.8 10 cosas que debes saber sobre la disciplina de la Iglesia
- 1.5.9 Top 7 mejores regalos para amigas cristianas
Lea el pasaje sobre el bautismo
Pues asimismo Cristo sufrió una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo fallecido en la carne mas vivificado en el espíritu,19 en el que fue y proclamó a los espíritus presos,20 por el hecho de que ya antes no obedecían, cuando la paciencia de Dios aguardaba en los días de Noé, mientras que se preparaba el arca, en la que unas pocas, esto es, 8 personas, fueron llevadas seguramente por el agua.21 El bautismo, que corresponde a esto, te salva ahora, no como una remoción de la suciedad del cuerpo sino más bien como una apelación a Dios para una buena conciencia, a través de la resurrección de Jesucristo,22 quien ha ido al cielo y está a la diestra de Dios, con ángeles, autoridades y poderes que le han sido sometidos.
-1 Pedro 3:18-veintidos
El sacrificio de Jesús
Pedro 3:18-veintidos no es sencillamente el pasaje más bastante difícil de 1 Pedro; es uno de los textos más desafiantes de todo el NT. Nuestra aproximación a él, por tanto, requiere tanto de un análisis cauteloso como de una humildad hermenéutica.
3:18-ciento noventa y tres El hecho de que Jesús muriera «una vez por siempre» (hapax) pone su sacrificio en contraste con los sacrificios del AT, que debían repetirse a diario. El hecho de que muriera «el justo por los injustos» (cf. Isaías 53:11) nos apunta el requisito de que un sacrificio expiatorio sea irreprochable y también inmaculado y asimismo pone de relieve la inconfundible naturaleza sustitutiva de la muerte de Cristo. La meta de Cristo era superar la alienación provocada por nuestro pecado y llevarnos a Dios, un tema que se halla de nuevo en Romanos 5:2 y Efesios 2:18.
No debemos pasar por alto el supuestamente sin relevancia «asimismo» (kai ), que señala que Pedro está acá dando la justificación de los versículos trece-diecisiete. En otras palabras, debemos admitir de buen grado el sufrimiento injusto pues «Cristo asimismo» padeció de este modo. No es preciso decir que no padecemos de la forma precisa en que lo hizo, como un sacrificio sustitutivo para favorecer la ira de Dios, mas todavía de esta forma deberíamos localizar en la expiación de Cristo un incentivo para aguantar la opresiva prosecución del planeta no cristiano.
La última cláusula del versículo dieciocho da una transición conveniente para centrarse en la derrota triunfante de Cristo de todos y cada uno de los oponentes, como se ve en su resurrección, ascensión y ensaltación a la derecha de Dios. Su «ser» fallecido y revivido sugiere una relación causal, en el sentido de que nos llevó a Dios por el hecho de que murió y resucitó, o bien un énfasis instrumental: fue a través de su muerte y resurrección que nos aproximamos a Dios. La diferencia entre estas 2 opciones es mínima. Puede haber aun una fuerza concesiva al primer participio: «Si bien fue fallecido en la carne, asimismo fue vivificado en el espíritu».
Comentario de la exposición de ESV
6 experimentados profesores de las Sagradas Escrituras recorren ciertos libros más ricos mas más desafiantes del Nuevo Testamento, ayudando a los lectores de la Sagrada Escritura a comprender lo que afirman sobre la esperanza de los cristianos para el futuro.
Los términos «carne» y «espíritu» no se refieren a los 2 elementos de los que estamos compuestos -el material (cuerpo) y el inmaterial (ánima o bien espíritu)- para sugerir que el primero muere mas el segundo subsiste. Estas categorías griegas de pensamiento son extrañas al NT. Tampoco estos términos se refieren a las 2 naturalezas de Cristo, la humana y la divina. Más bien se refieren a 2 modos o bien esferas de existencia. Como R. T. France ha señalado, «sarx [carne] en el Nuevo Testamento indica la esfera humana natural de la existencia, y pneuma [espíritu] en contraste con ella indica la esfera sobrenatural». Nuevamente Francia explica:
Acá el contraste es entre la muerte de Cristo en la esfera natural, y su vida resucitada en la esfera eterna y espiritual. Su vida terrenal acabó, mas fue sucedida por su vida divino. De este modo, la segunda oración [«vivificado en el espíritu»] no se refiere a Cristo desencarnado, sino más bien a Cristo resucitado a la vida en un nuevo plano.
En otras palabras, «vivificado en el espíritu» no se refiere a una experiencia de Cristo precedente a la resurrección, tal y como si tras fallecer entrase en un estado intermedio desencarnado6 . Murió en el campo terrenal y temporal, un campo caracterizado por la carne, y fue hecho vivo o bien resucitado al campo divino y eterno, un campo caracterizado por el espíritu.
La cláusula relativa inicial del versículo diecinueve, «en el que», tiene meridianamente como antecedente la palabra pneumati («espíritu») del versículo dieciocho. Puesto que este último tiene en psique la resurrección de Cristo, lo que prosigue en el versículo diecinueve he de ser una experiencia siguiente a su resurrección, no precedente a ella8. Al paso que ciertos mantienen que la cláusula «en la que» no tiene antecedente y debería traducirse sencillamente «cuando», cada caso que citan en Pedro como aparentemente afín no persuade en tanto que ninguno de ellos tiene un substantivo masculino o bien neutro en la cláusula precedente que pueda tomarse como antecedente (cf. 1:6; 2:12; 3:16; 4:4).
El verbo traducido «fue» en el versículo 19a es vital para la adecuada interpretación de este pasaje. No hay nada en el verbo que sugiera la idea de un «descenso» a los infiernos: es el verbo heleno estándar que significa «ir» ( poreuomai ). Su significado se ve en su empleo en el versículo veintidos, donde describe la ascensión de Cristo resucitado: «ha ido» (o bien «fue») al cielo, donde está sentado a la derecha de Dios. Como vamos a ver más adelante, el verbo describe acá exactamente el mismo evento: la ascensión y ensaltación del Salvador resucitado. En otras palabras, lejos de describir un «descenso», realmente describe un «ascenso «.
Tres vistas
¿Quiénes o bien qué son los «espíritus en cárcel» a los que Cristo hizo la proclamación? Hay 3 puntos de vista primarios que compiten entre sí. Una es que son los «espíritus» de los humanos que han fallecido físicamente. Mas, como apunta Francia, en ninguno de los presuntos textos paralelos que apoyan tal punto de vista «se emplea el pneuma de forma absoluta; siempre y en toda circunstancia se lo califica como ‘de los muertos’, ‘de los justos’ [Heb. 12:23], etcétera Si ta pneumata acá significara ‘gente que ha muerto’, sería un empleo absoluto único en este sentido. Esto no excluye la posibilidad por completo, mas lanza una fuerte duda sobre ella».
Por otra parte, el substantivo pneuma se utiliza a menudo en el NT para los seres angélicos. Asimismo hay que tener en consideración la aseveración del versículo veinte de que estos «espíritus» en cárcel «no obedecieron». Si los «espíritus» en cuestión eran humanos vivos cuando ocurrió esta rebelión, aguardaríamos que Pedro se refiriese a los «espíritus de los desobedientes».
Los que insisten en tomar «espíritus» en referencia a los humanos los identifican como aquellos hombres y mujeres que se sublevaron en los días de Noé, tal vez en especial aquellos que se burlaron de él por edificar un arca. De esta forma, fue la segunda persona preencarnada de la Trinidad, ya antes de transformarse en carne humana en la persona de Jesús, quien a través o bien en o por medio del Espíritu Beato predicó a los desobedientes que vivían en los días de Noé inmediatamente antes del diluvio. Cristo no estaba personalmente presente en ese instante, mas por medio del Espíritu les charló mediante Noé.
Una alteración de la noción de que «espíritus» acá se refiere a los humanos mantiene que fue a lo largo de los 3 días entre su muerte y su resurrección que Cristo descendió a los avernos y predicó a los desobedientes a lo largo de los días que antecedieron al diluvio de Noé. Desde esto, ciertos han concluido que les daba una segunda ocasión de ser salvados tras sus muertes.
La opinión más probable es que Pedro tiene en psique a esos ángeles rebeldes (diablos) que procuraban uniones antinaturales y también inmorales con humanos femeninos. Este es el accidente registrado en Génesis 6:1-cinco (cf. las referencias paralelas en dos Pedro 2:4 y Judas seis). Como castigo por su grave pecado, Dios los mandó a la «cárcel» para aguardar su castigo final en el lago de fuego. Fue a estos espíritus diabólicos a quienes Cristo proclamó su victoria y su juicio, tras su resurrección y seguramente en el instante de su ascensión.
Dónde o bien de qué naturaleza podría ser esta «cárcel» no lo afirma Pedro. Lo más probable es que el término se utilice en sentido literario para indicar que estos espíritus satánicos están en cierta manera recluídos o bien limitados por Dios hasta el instante del juicio final. «El punto primordial a establecer es que no se mienta el descenso, o bien el Sheol o bien el Hades (que jamás lleva por nombre phylakē [prisión] en la literatura bíblica). Cristo fue a la cárcel de los ángeles caídos, no a la morada de los fallecidos, y las 2 cosas jamás se comparan. «dieciseis
Mas ¿en qué momento y de qué forma desacataron estos «espíritus» o bien «diablos», y por qué razón era esencial para Jesús proclamar su victoria sobre ellos? Probablemente otros 2 textos se refieran a este acontecimiento (cf. dos Pedro 2:4-cinco y Judas seis-siete). Cada uno de ellos de ellos se refiere seguramente a lo que leemos en Génesis 6:1-cinco, donde «los hijos de Dios vieron que las hijas del hombre eran atractivas» y las «tomaron» «como esposas». Este fue el «pecado» (o bien desobediencia; 1 Pedro 3:20a) de esos diablos a los que se refiere, con lo que ahora están recluídos en cárcel. Este pecado no fue la rebelión diabólica original, por el hecho de que, entonces, ¿por qué razón solo ciertos serían recluídos y no todos? No es posible que solo los más desalmados estuviesen recluídos de manera permanente, por el hecho de que Satanás, el más desalmado de todos, prosigue siendo libre. El contexto de 1 Pedro tres y dos Pedro dos (cf. Judas seis) relaciona este «pecado» con el diluvio de Noé, y probablemente los 3 pasajes se refieran al acontecimiento en Génesis seis.
El instante de esta proclamación está meridianamente indicado en la cláusula relativa con la que se abre el versículo 19: «en el que». Si bien no tiene una vigencia claramente temporal, su antecedente en el versículo 18b («vivificado en el espíritu») apunta a un tiempo siguiente a la resurrección de Cristo. Lo que es esencial rememorar es que nada en este pasaje sugiere que el tiempo de esta proclamación estaba entre la muerte y la resurrección de Cristo.
¿Cristo «predicó» el evangelio o bien «proclamó» el juicio a los espíritus en cárcel? En favor de lo primero está el empleo normal de «heraldo» (kēryssō) en el NT (mas cf. Lucas 12:3; Rom. 2:21; Apoc. 5:2 para las excepciones; probablemente asimismo Lucas 4:19 y 8:39). En otra una parte de 1 Pedro el evangelio se da a conocer con el verbo euangelizō (1:12, 25; 4:6), al tiempo que kēryssō aparece solo esta vez en la carta. En apoyo de kēryssō, que indica una proclamación de juicio, se usa el término «heraldo» en la LXX, donde el verbo describe con frecuencia la presentación de malas noticias como de buenas. Asimismo probablemente lo que Cristo «proclamó» fuera su triunfo terminante sobre y la subyugación de «ángeles, autoridades y poderes [caídos]» (v. veintidos). Todos fueron «sometidos a él» en razón de su muerte, resurrección, ascensión y ensaltación (cf. Ef. 1:20-22; Col. 2:15; Heb. 2:14).
Asimismo hay que preguntarse qué relevancia tendría para sus lectores en el primer siglo una proclamación del «evangelio» a los humanos que vivían en el tiempo de Noé. Por otro lado, como ha señalado Francia, la declaración triunfante a los espíritus diabólicos malignos fue de ayuda práctica inmediata para los que padecían persecución:
Podrían ser llamados a aguantar lo peor que el prejuicio anticristiano pudiese producir. Mas aun entonces podían estar seguros de que sus contrincantes paganos, y, más esencial todavía, los poderes espirituales del mal que los respaldaban y dirigían, no estaban fuera del control de Cristo: ya estaban derrotados, aguardando el castigo final. Cristo había triunfado claramente sobre ellos. Acá está el auténtico consuelo y la fuerza para una iglesia perseguida que tomó muy de verdad la realidad y el poder de las fuerzas espirituales.
La prefiguración de Cristo
La referencia de Pedro a los «espíritus» o bien diablos que desacataron inmediatamente antes del gran diluvio, como se describe en el Génesis seis, da el vínculo con su mención de Noé y la construcción del arca. Pedro ve en la experiencia de Noé y en la de las otras 7 personas que lo acompañan un patrón o bien tipo o bien prefiguración o bien prefiguración de la experiencia de los cristianos de su tiempo (y asimismo de el día de hoy):
La escasez de personas salvadas en el arca / la minoría a la que Pedro escribe
Noé y su familia perseguidos y calumniados / El público de Peter perseguido y difamado
Dios apartó a Noé y su familia en el arca / Dios apartó a los cristianos del primer siglo y actualmente a través del bautismo
Los ángeles caídos estaban (y están) en cárcel «por el hecho de que ya antes no obedecían», esto es, «cuando la paciencia de Dios aguardaba en los días de Noé». El periodo a lo largo del como Dios aguardó pacientemente cae entre la rebelión de los «hijos de Dios» (ángeles caídos) como se describe en Génesis 6:1-cuatro y el diluvio de Noé (Génesis 7:11), que la mayor parte cree (basado en Génesis 6:3) que fueron ciento veinte años, el tiempo a lo largo del como Noé estaba edificando el arca.
Los lectores del primer siglo de Pedro eran sin duda siendo conscientes de su pequeño número y podrían haberse sentido de manera fácil apabullados al equipararse con la mayor parte pagana que les rodeaba. En consecuencia, se les recuerda acá que solo unos «pocos» (8 personas) se conservaron del juicio del diluvio. La ESV traduce la preposición día (seguida del genitivo «agua») como local, por consiguiente «a través del agua». Esto es efectivamente posible, al tiempo que otros arguyen en favor de un sentido instrumental del día, «por medio del agua». Francia seguramente lleve razón al apuntar que «el sentido instrumental es considerablemente más simple cuando se considera la aplicación tipológica: el cristiano se ve más sencillamente salvado ‘por medio’ del agua del bautismo que por pasar por ella, si bien esto último asimismo es posible. Seguramente Pedro explota de forma deliberada la vaguedad de la palabra día para asistir a su paso de la historia del Viejo Testamento a su aplicación tipológica». diecinueve
De buena fe o bien en conciencia apelamos a Dios a fin de que nos reivindique, a fin de que seamos considerados una parte de su victoria ganada por Cristo en la resurrección.
Antitipo de Noé
La gramática en la apertura del verso veintiuno es bastante difícil. Para facilitar, seguramente deberíamos comprenderlo de esta manera: «que (el agua) ahora asimismo te salva, (que) es el antitipo (de Noé y su familia)-(esto es) el bautismo.» En otras palabras, la experiencia de Noé y su familia en el diluvio es el género de lo que la audiencia de Pedro y su bautismo es el antitipo (antitypón). Francia es singularmente útil aquí:
El principio esencial de la tipología del Nuevo Testamento es que Dios trabaja conforme un patrón regular, de forma que lo que ha hecho anteriormente, como se registra en el Viejo Testamento, puede aguardarse que halle su contraparte en su trabajo en el periodo definitivo del Nuevo Testamento. Así, las personas, los sucesos y las instituciones del Viejo Testamento, que en sí no tienen por qué razón tener una referencia adelantada, se citan como «tipos», modelos de personas, sucesos y también instituciones pertinentes en la vida de Cristo y de la iglesia cristiana. Sobre este principio, entonces… Pedro toma la salvación de Noé en el diluvio como modelo de la salvación del cristiano por medio del bautismo.
Pedro califica de forma inmediata el sentido en el que el bautismo nos salva: no es por la acción física en sí, en la que se suprime la suciedad del cuerpo. En otras palabras, la acción física del bautismo no tiene ningún poder salvador intrínseco. No hay una relación mecánica entre estar sumergido en el agua y ser perdonado. El único sentido en el que el bautismo salva, afirma Pedro, es en tanto que da la ocasión de «apelar a Dios para tener una buena conciencia».
«Appeal» (ESV) es la traducción de eperōtēma, que otros hacen como «pledge». Si lo primero es preciso, el que se bautiza «apela» a Dios, sobre la base de la muerte y la resurrección de Cristo (o bien más literalmente, «por» o bien «a través de», si día es instrumental; cf. 1:3), para adecentar su conciencia y disculpar sus pecados.21 En la buena fe o bien conciencia apelamos a Dios para la vindicación, a fin de que se nos considere una parte de su victoria ganada por Cristo en la resurrección (3:21b). Es solo en esta luz que Dios utiliza el agua del bautismo para salvarnos, en tanto que nos une a Cristo y a su victoria y promesas.