
Contenido
- 1 La soberanía de Dios: Dios sobre todo
- 1.1 Efesios 1:11
- 1.2 Romanos 8:28
- 1.3 Mateo 10:29-31
- 1.4 Colosenses 1:16-17
- 1.5 Isaías 45:7-9
- 1.6 Proverbios 16:33
- 1.7 Job 42:2
- 1.8 Lamentaciones 3:37-39
- 1.9 Hechos 4:27-28
- 1.10 Efesios 1:4
- 1.11 5 consejos de narración de historias religiosas
- 1.12 ¿Qué significa «Caminar por el espíritu»?
- 1.13 10 cosas que deberías saber sobre la teología sistemática
- 1.14 Dios es bueno: 5 pruebas inalterables
- 1.15 Una carta abierta a los indiferentes sobre su pecado sexual
- 1.16 Mejora tu liderazgo religioso
- 1.17 ¿Qué significa que Dios odiaba a Esaú?(Malaquías 1)
- 1.18 Oración para dormir: Conectarse, someterse, confiar en Dios
- 1.19 Top 9 mejores regalos cristianos para papa
La soberanía de Dios: Dios sobre todo
Cuando la vida se siente fuera de control, puede ser confortante rememorar que jamás estamos fuera de la vista de nuestro Autor, y que jamás pierde el control. Anímese con las próximas Escrituras sobre la soberanía de Dios con comentarios de la Sagrada Escritura de Estudio ESV y descanse a sabiendas de que rige sobre todo.
Efesios 1:11
En él hemos logrado una herencia, habiendo sido destinados conforme el propósito de aquel que hace todas y cada una de las cosas conforme el consejo de su voluntad…
Hacer herederos a los que creen en él con Cristo no fue un hecho puntual; Dios lo había planeado desde toda la eternidad. Por definición, la soberanía de Dios es clara, dirigiendo todas y cada una de las cosas de manera libre conforme su consejo real. Esto contrasta con los dioses paganos de la temporada, que eran entendidos como cambiantes o bien atados por un destino impenetrable y arbitrario. La predestinación de Dios le da a su pueblo un enorme consuelo, en tanto que saben que todos y cada uno de los que vienen a Cristo lo hacen mediante la gracia habilitante y el nombramiento de Dios (Ef. 2:8-diez). Quien trabaja todas y cada una de las cosas conforme al consejo de su voluntad es mejor entendido como que cada acontecimiento que ocurre es en algún sentido destinado por Dios. Al tiempo, Pablo destaca la relevancia de la responsabilidad humana, como es evidente en todos y cada uno de los mandamientos morales después en Efesios cuatro-seis y en todas y cada una de las cartas de Pablo. Como probó Pablo en sus notables sacrificios por propagar el Evangelio (Hechos trece-28; véase dos Corintios 11:23-veintiocho), pensaba que la evangelización personal y la elección siendo consciente de obedecer a Dios eran asimismo totalmente esenciales para cumplir el plan de Dios. Dios emplea medios humanos para cumplir lo que ha ordenado. Respecto a las desgracias y el mal, Pablo y el resto escritores bíblicos jamás culparon a Dios por ellas (cf. Rom. 5:12; dos Tim. 4:14; asimismo Job 1:21-veintidos). Más bien, ven la doctrina de la soberanía de Dios como un medio de consuelo y seguridad (cf. Rom. 8:28-treinta), confiados en que el mal no triunfará y que los buenos planes de Dios para su pueblo se cumplirán. La manera en que la soberanía de Dios y la responsabilidad humana trabajan juntas en el planeta es un misterio que absolutamente nadie puede entender absolutamente.
Romanos 8:28
Y sabemos que para los que aman la soberanía de Dios, todas y cada una de las cosas colaboran para bien, para los que son llamados conforme su propósito.
Dios teje todas y cada una de las cosas para el bien de sus hijos. El «bien» en este contexto no se refiere a la comodidad terrenal sino más bien a la conformidad con Cristo (Rom. 8:29), a una comunión más angosta con Dios, a la obtención de buenos frutos para el reino y a la glorificación final (Rom. 8:30). Los cristianos pueden estar seguros de que todas y cada una de las cosas marchan juntas para el bien: Dios siempre y en toda circunstancia ha hecho el bien por ellos, comenzando ya antes de la creación (el pasado lejano), continuando en su conversión (el pasado reciente), y después en el día del regreso de Cristo (el futuro).
Mateo 10:29-31
¿No se venden 2 gorriones por un centavo? Y ninguno de ellos va a caer al suelo además de tu Padre. Mas aun los cabellos de tu cabeza están todos contados. No temas, por lo tanto; eres más valioso que muchos gorriones.
Los gorriones eran considerados frecuentemente como la más pequeña de las criaturas, y el centavo era una de las monedas romanas menos valiosas (cf. 5:26). además de tu Padre. La soberanía de Dios está presente aun en los acontecimientos más insignificantes. Por ende, no temáis. Pues el Padre divino inspecciona continuamente de forma soberana aun a las criaturas supuestamente insignificantes, probablemente asimismo va a cuidar de sus acólitos en su misión de proclamar la buena nueva del reino. más valor.
Colosenses 1:16-17
Porque por él fueron creadas todas y cada una de las cosas, en el cielo y en la tierra, perceptibles y también invisibles, así sean tronos o bien dominios o bien gobernantes o bien autoridades, todas y cada una de las cosas fueron creadas por medio de él y para él. Y es ya antes que todas y cada una de las cosas, y en él todas y cada una de las cosas se sostienen juntas.
Cristo es el Señor de la creación. Jesús es el Señor, el autor y sustentador de todas y cada una de las cosas en el cosmos. Jesús no vino a la existencia cuando nació de la virgen María. Fue el agente de la creación a través del que Dios hizo el cielo y la tierra (Juan 1:3 y nota; 1 Cor. 8:6). Jesús no puede ser la primera cosa creada (como la vieja herejía arriana aseveraba) en tanto que «todas y cada una de las cosas» sin salvedad fueron creadas por él. Pablo está utilizando los términos judíos actuales para múltiples rangos de ángeles (si bien no explica sus rangos relativos). Su énfasis acá puede estar en los ángeles desalmados, puesto que juegan un papel esencial en esta carta (Col. 2:8, diez, quince, veinte). No obstante, esto no quiere decir que Jesús crease ángeles malvados; todos y cada uno de los poderes espirituales fueron creados por Jesús, mas ciertos escogieron después sublevarse contra Dios y de esta forma transformarse en desalmados. Jesús no solo es el agente de la creación, sino asimismo es la meta de la creación, puesto que todo fue creado por él y para él, o sea, para su honor y loa. Puesto que Jesús es en este sentido la meta de la creación, ha de ser completamente Dios. Cristo mantiene de forma continua su creación, eludiendo que caiga en el caos o bien se desintegre (cf. Heb. 1:3).
Isaías 45:7-9
Yo formo la luz y creo la oscuridad; hago el bienestar y creo la calamidad; soy el Señor, que hace todas y cada una estas cosas. «Lluvia, oh cielos, desde lo alto, y que las nubes lluevan justicia; que la tierra se abra, a fin de que la salvación y la justicia den fruto; que la tierra haga aflorar las dos cosas; el SEÑOR la he creado. ¡Uy del que lucha con el que lo formó, una olla entre las ollas de tierra! ¿Afirma el barro al que lo forma: «¿Qué haces?» o bien «Tu obra no tiene asas»?
La voluntad creativa y los sabios propósitos del Señor están tras todo. Por ende, su pueblo no debe desalentarse cuando las apariencias de la historia semejan contrarias a sus promesas. Lejos de ser un inconveniente para encarar, la soberanía de Dios sobre todas y cada una de las cosas es la única esperanza para el florecimiento de la salvación y la justicia en este planeta. Isaías advierte que no hay que retar el derecho de Dios a hacer su voluntad a su forma. Poner a Dios bajo un escrutinio sospechoso es una falta de respeto seria. Los seres creados no pueden demandarle explicaciones (cf. Rom. 9:19-veintiuno).
Proverbios 16:33
La suerte está echada en el regazo, mas su resolución viene del Señor.
«Echar la fortuna» implica la selección o bien distribución azarosa de objetos con el propósito de hacer una elección incontrolada y también ecuánime por la parte de los participantes. En Israel se efectuaba típicamente «frente al Señor» (ver Josué 18:8) para percibir su dirección. No solo los cautelosos planes del corazón (Prov. 16:1, nueve) sino más bien asimismo la práctica supuestamente azarosa de echar suertes cae bajo el gobierno providencial de la soberanía de Dios.
Job 42:2
«Sé que puedes hacer todas y cada una de las cosas, y que ningún propósito tuyo puede ser frustrado».
En su segundo alegato, el Señor le pregunta a Job particularmente sobre el poder con relación a sí mismo y a otras criaturas que ha hecho (40:6-41:34). Job, de manera directa siendo consciente de Dios como jamás ya antes, responde sometiéndose humildemente a la soberanía de Dios y despreciándose penitentemente a sí mismo por sus salvajes palabras precedentes (42:1-seis). Si bien Job se había protegido con razón de las acusaciones de pecado de sus amigos y había definido sus circunstancias como regidos por Dios, había sacado conclusiones sobre lo que significaba su consternación que no daban cuenta suficientemente de lo que se escondía en el conocimiento y los propósitos de Dios.
Lamentaciones 3:37-39
¿Quién ha hablado y ha sucedido, salvo que la soberanía de Dios lo haya ordenado? ¿No es de la boca del Muy alto que vienen el bien y el mal? ¿Por qué razón debería un hombre vivo lamentarse, un hombre, del castigo de sus pecados?
Al igual que en la creación (cf. Gén. 1:3; Sal. 33:9), Dios habla y ordena soberanamente en la historia y las cosas suceden, incluyendo la destrucción de Jerusalén (Lam. 1:5, doce-16; 2:1-diez). Tal y como lo experimentan los humanos (cf. Isaías 45:7; Amós 3:6). El Dios que mandó el juicio asimismo puede mandar la renovación. Cuando las personas padecen por sus pecados, lo hacen con lo que han hecho, no es que la soberanía de Dios disfrute castigándolas (cf. v. treinta y tres).
Hechos 4:27-28
Porque realmente en esta urbe se reunieron contra tu beato siervo Jesús, a quien ungiste, tanto Herodes como Poncio Pilato, así como los gentiles y los pueblos de Israel, para hacer lo que tu mano y tu plan habían destinado que ocurriese.
En su oración, reportada con aprobación por Lucas, los fieles aseveran tanto la soberanía de Dios como la responsabilidad humana. Todo cuanto incluye todo el rechazo desalmado, la falsa acusación, el fallo judicial, las tundas injustas, la mofa y la crucifixión que tanto judíos como gentiles vertieron contra Jesús. Estas cosas fueron destinadas por la soberanía de Dios, mas los humanos que las hicieron eran éticamente «inicuos» (véase 2:23, treinta y seis); eran responsables de sus malas acciones (véase 3:13-quince); y precisaban «arrepentirse» (véase 2:38; 3:19). Esta oración refleja tanto un profundo reconocimiento de la responsabilidad humana como una profunda confianza en la sabiduría de Dios en su dirección soberana de los sucesos detallados de la historia.
Efesios 1:4
Así como nos escogió en él ya antes de la fundación del planeta, a fin de que fuéramos santurrones y también impecables ante él.
Nos escogió en él quiere decir que el Padre escogió a los cristianos en el Hijo (Cristo), y esto tuvo lugar en la eternidad pasada, ya antes de la fundación del planeta. Esto señala que a lo largo de toda la eternidad el Padre ha tenido el papel de dirigir y dirigir entre las personas de la Trinidad, si bien el Padre, el Hijo y el Espíritu Beato son iguales en deidad y atributos. La iniciativa de Dios en la redención del fiel del pecado y la muerte no fue una resolución arbitraria o bien antojadiza sino más bien algo que la soberanía de Dios había planeado todo el tiempo «en Cristo». Como Dios escogió a su pueblo en su amor, no pueden tomar el crédito por su salvación. Dios estaba determinado a tenerlos como suyos (ver nota en 2:8). santurrones. Dios los escogió con el propósito de que fuesen santurrones y también impecables ante él. Esta meta no es opcional para los cristianos, es el propósito de la elección. La santidad acá expresa pureza ética, al tiempo que la intachabilidad expresa la libertad de la culpa de las vulneraciones y pecados en los que el cristiano previamente paseaba (1:7; 2:1, cinco).