
Contenido
- 1 ¿Su sexualidad se enciende en los lugares equivocados transformándose en pecado sexual?
- 1.1 ¿Lo que hace está sencillamente mal?
- 1.2 ¿Estás cautivado por el sexo?
- 1.3 ¿Ocultas lo que haces?
- 1.4 ¿Utilizas el sexo como un cobijo?
- 1.5 ¿De qué forma cambias?
- 1.5.1 10 cosas que deberÃas saber sobre Charles Spurgeon
- 1.5.2 Mejora tu liderazgo religioso
- 1.5.3 Top 8 mejores regalos cristianos para niños
- 1.5.4 10 cosas que deberÃas saber sobre la teologÃa sistemática
- 1.5.5 La palabra de Dios: 3 Cosas que debemos creer
- 1.5.6 43 Citas sobre la oración para inspirar tu vida de oración
- 1.5.7 3 cosas que debemos creer en la Palabra de Dios
- 1.5.8 Dios me ama, las Escrituras lo afirman de 4 maneras
- 1.5.9 Salmo para curar la depresión: 5 mitos sobre la depresión
¿Su sexualidad se enciende en los lugares equivocados transformándose en pecado sexual?
Querido amigo,
El sexo es como el fuego. Cuando arde en la chimenea, un buen fuego calienta y también alumbra la habitación, incrementando la alegrÃa y el compañerismo. Mas cuando el fuego se enciende en los lugares equivocados, la casa se quema. ¿Su sexualidad se enciende en los lugares equivocados? ¿Trata el pecado sexual casualmente? ¿De qué forma sabes cuando esto ha sucedido? Déjeme ofrecerle ciertas pruebas que pueden despertar su conciencia.
¿Lo que hace está sencillamente mal?
Los males de la inmoralidad sexual no son bastante difÃciles de identificar. Nuestra cultura hace que el agua sea muy turbia, y predica la doctrina de que el agua sucia es buena para tomar. Mas la lÃnea entre el amor y la lascivia es clara. Debemos tratar a otros humanos de una forma familiar. Jamás sexualices a una persona a la que estás llamado a tratar como tu hermano o bien hermana, tu madre o bien padre, tu hijo o bien hija, y sé consciente de que hacer lo contrario es pecado sexual.
¿Estás cautivado por el sexo?
Una pista segura es que estás preocupado. Cuando algo ocupa demasiado tiempo en tu psique, cuando estás impulsado, cuando debes hacerlo, lo haces, no puedes eludir hacerlo, no puedes no hacerlo, tienes un inconveniente. Toda vez que el sexo se vuelve obsesivo, impetuoso o bien apremiante, se pierde.
¿Ocultas lo que haces?
Esconder lo que haces y el tiempo que pasas haciéndolo es otro claro rastro de pecado sexual. El mal no ama la luz (salvo que se haya vuelto descarado y atrevido). Nos ocultamos cuando sabemos que algo está mal. Cuando creas un jardÃn secreto de cualquier clase en tu vida, inevitablemente medran cosas mutantes. Conque nos ocultamos de los ojos del resto, de los ojos de nuestra conciencia, de los ojos de Dios.
¿Utilizas el sexo como un cobijo?
El hastÃo, el agobio, la soledad y el dolor nos tientan a buscar un escape. ¿Procura huir de la incomodidad o bien disfrazar el dolor? Se supone que debemos mirar el dolor a los ojos, captar la experiencia, llevarla de la mano a nuestro Dios, solicitar ayuda, localizar cobijo, y después hacer lo que se pueda hacer de forma edificante, por pequeñÃsimos que sean nuestros poderes. En vez de transformar el problema en un pecado sexual.
Si no te preocupas por tu pecado sexual, espero que mi lista despierte una conveniente sensación de inquietud. Los incendios arden fuera de la chimenea. ¿Hay algo que no esté bien con tu comportamiento sexual? Eres un hijo de la luz, ¡no pasees en la obscuridad! El punto de vista de Dios es bueno, adecuado y auténtico. Él te hace señales. Pasea como un hijo de la luz, por el hecho de que el fruto de la luz se halla en todo cuanto es bueno, adecuado y auténtico.
El Dios que nos invita a lo que es bueno asimismo nos advierte de lo que es malo. Puedes estar seguro de esto: todo aquel que es sexualmente inmoral no tiene herencia en el reino de Cristo y Dios. No permitas que absolutamente nadie te engañe con palabras vacÃas. Debido a estas cosas, la ira de Dios viene sobre los desobedientes. Esa es la esencia de Efesios 5:5-9:
Pues podéis estar seguros de que todo el que es sexualmente inmoral o bien impuro, o bien que es codicioso (o sea, un idólatra), no tiene herencia en el reino de Cristo y Dios porque el pecado sexual no es recibido en el reino de Dios. Que absolutamente nadie os engañe con palabras vacÃas, por el hecho de que por estas cosas la ira de Dios viene sobre los hijos de la desobediencia. No os hagáis, puesto que, asociados de ellos; pues en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor. Andad como hijos de la luz (pues el fruto de la luz se halla en todo cuanto es bueno, justo y auténtico).
Por la clemencia de Cristo, van a vivir una vida más refulgente, más cariñosa y más provechosa.
Tómenlo a pecho. No permitas que la presión de los compañeros o bien la cultura te engañen. Por la clemencia de Cristo, vas a vivir una vida más refulgente, más cariñosa y más provechosa.
¿De qué forma cambias?
Existen muchas facetas de esa gran pregunta, mas señalaré 4. Primero, el punto de inicio para el cambio esto es, «Lo que hago está mal». Ese reconocimiento te lleva en la dirección adecuada.
Mas Dios no solo te afirma que te pongas en forma y que apartes el pecado sexual. El segundo paso es percatarse de que necesito la clemencia de mi Padre. Necesito que me ame y me perdone. Necesito su fuerza y su perdón». Reconocer el fallo lleva a la conciencia de que precisas algo que solo Dios puede darte, algo que da de forma libre. Se da a sà mismo en Jesucristo.
El tercer paso para mudar es actuar en esto. El Señor te llama a procurarlo, a localizarlo, y a percibir de él lo que más precisas. El Cántico 25:11 da vida a esto:
Por amor a tu nombre, oh Señor,
excusa mi culpa, pues es grande.
Ponte al cuidado de tu Padre. Halla gracia y ayuda fuera de ti. Busca, y hallarás la clemencia que precisas.
El cuarto paso no es verdaderamente un paso, es un modo de vida. Es aprender a salir de lo que esas cosas «buenas, adecuadas y verdaderas» semejan. Esto tiene muchos aspectos diferentes que marchan en nuestras vidas en diferentes instantes. Escoger pasar tiempo con diferentes compañeros. Poner software de filtrado en sus pantallas. Establezca una auténtica responsabilidad con alguien en quien confÃe.
Realice el tipo de cambios en su modo de vida que lo saque del camino de donde se ha metido en inconvenientes. Jesús emplea una imagen vivaz de de qué forma lidiar con nuestro mal. Si tu mano te hace pecar, córtala; si tu ojo te hace pecar, sácalo. Él nos empuja a una amputación radical de la maldad, asà como del pecado sexual. Y, naturalmente, ninguna de estas batallas es única. Dios desea obrar en ti una resolución comprometida de tomar de verdad lo que está mal, de precisarlo, de perseguir lo que está bien. Es una lucha continua.
Acá está una de las cosas más útiles que escuché al comienzo de mi vida cristiana. Piensa en tu ánima como una habitación. Cuando estás en pecado, incluyendo el pecado sexual, esa habitación está repleta de fuerzas oscuras, gente obscura y obscuridad. Hay 2 formas de deshacerse de la obscuridad en tu ánima. Una forma es expulsarla, combatir contra ella, resistir y rechazarla. La otra forma es completar la habitación con luz. Conforme tu vida se llena de mejores personas, mejores cosas que hacer, y más razones para vivir en la luz, entonces hay menos espacio para la obscuridad.
Jesucristo da una bella llamada. Te invita a vivir una vida radical. Él reta a la gente que considera que está bien hacer el mal. Reta a la gente que piensa que ha dejado atrás los valores culturales trasnochados. Reta a la gente que considera que los presuntos culturales actuales son buenos, adecuados y verdaderos. No te pongas conforme con la multitud. No te dejes llevar por la cultura. Haz lo que Flannery O’Connor afirmó que debÃamos hacer: «Empuja cara atrás contra la edad tan fuerte como te empuja a ti». Vive a la luz del dÃa, no en las sombras y la obscuridad.
Localizar las clemencias de Cristo y aprender a pasear en su luz es valiente. Tiene un impacto en la gente que te circunda. Probaste al Señor. Eso es más grande que cualquiera de nosotros individualmente. En un planeta en el que la luz se apaga en los derechos sexuales y los fallos, tienes la ocasión de encender las luces.