
Contenido
- 1 A veces confiar en Dios se hace difícil
- 1.1 Estrategia de Confianza en Dios #1: No te apoyes en mi comprensión
- 1.2 Confiar en Dios Estrategia #2: Correr al trono de la gracia
- 1.3 Confiar en Dios Estrategia #3: Rememorar el carácter de Dios
- 1.4 Estrategia de Confianza en Dios #4: Rememorar la lealtad pasada de Dios
- 1.5 Confiar en Dios Estrategia #5: Orar por la fe
- 1.5.1 No apoyarme en mi comprensión.
- 1.5.2 Confiar en Dios aun cuando no comprendo
- 1.5.3 La belleza de la perseverancia bíblica
- 1.5.4 Dios es bueno: 5 pruebas inalterables
- 1.5.5 Top 9 mejores regalos cristianos para papa
- 1.5.6 Jesús enseña poderosas y transformadoras lecciones de vida
- 1.5.7 La palabra de Dios: 3 Cosas que debemos creer
- 1.5.8 Top 5 mejores regalos cristianos para jóvenes
- 1.5.9 ¿Cómo podemos fortalecer nuestra fe?
- 1.5.10 12 razones vitales por las que cada uno de nosotros debería ser parte de una iglesia
- 1.5.11 Oración para dormir: Conectarse, someterse, confiar en Dios
A veces confiar en Dios se hace difícil
Permítanme ser salvajemente honesto: cuando la caca golpea el ventilador, confiar en Dios se hace realmente difícil.
Comienzo a hacer todo género de escenarios y cálculos en mi cabeza. ¿Y si no puedo abonar las cuentas? ¿Qué sucede si mis hijos no prosiguen al Señor? ¿Qué ocurre si estos síntomas no desaparecen? ¿Qué sucede si debo lidiar con esta relación fracturada por el resto de mi vida?
Comprendes el punto. En vez de confiar en Dios que ha prometido serme leal, confío en mi habilidad para navegar por las circunstancias a las que me enfrento.
Lógicamente, esto jamás acaba bien. En general termino sintiéndome verdaderamente deseoso, estresado, y tal y como si mi apocalipsis personal fuera a ocurrir.
Conque, ¿de qué manera puedo aprender a confiar en Dios aun cuando la vida es verdaderamente dura y confusa? Acá hay 5 estrategias bíblicas. Cada una de ellas ha de estar en mi arsenal de «Dios confiado», listo para ser desplegado en cualquier instante.
Estrategia de Confianza en Dios #1: No te apoyes en mi comprensión
Proverbios 3:5-seis dice: «Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te apoyes en tu inteligencia». Reconócelo en tus caminos, y enderezará tus rutas».
Cuando estoy apabullado, cargado y maltratado por las circunstancias de la vida, estoy tentado a confiar en mí en lugar de en el Señor. La poco afortunada realidad es que la autosuficiencia pecaminosa está integrada en mí.
Estoy tentado a opinar que si puedo concebir la estrategia adecuada y hacer movimientos inteligentes, puedo pasar por la vida por mi cuenta. Por mi ingenio y agallas.
Evidentemente, esto es una completa tontería. No soy suficientemente inteligente para navegar por los peligrosos cardúmenes de la vida. No tengo la fuerza o bien la sabiduría para atravesar de forma exitosa los campos de minas que encuentro.
Más bien, la palabra de Dios me llama a confiar en él con mi corazón y no apoyarme ni un ápice en mi comprensión. Cuando intento temer, dudar y preocuparme, Dios me llama a desechar mi entendimiento de la situación y confiar en él por completo.
La simple realidad es que no conozco todas y cada una de las cosas gloriosas que Dios hace en y por medio de mis circunstancias. Me chifla de qué manera lo afirma John Piper:
Dios siempre y en toda circunstancia hace diez cosas en tu vida, y puedes ser siendo consciente de 3 de ellas… No solo puedes ver una pequeña fracción de lo que Dios hace en tu vida; la parte que ves puede no tener sentido para ti.
Las cosas pueden no tener sentido para mí, mas Dios sabe precisamente lo que hace. Confiar en Dios empieza con no apoyarme en mi comprensión y confiar en Dios con TODO mi corazón.
Confiar en Dios Estrategia #2: Correr al trono de la gracia
Hebreos 4:16 dice: «Acerquémonos, puesto que, confiadamente al trono de la gracia, para lograr clemencia y encontrar gracia para el oportuno auxilio».
Qué dulce, dulce promesa es esta. Me chifla lo sincera que es las Sagradas Escrituras. Reconoce meridianamente que va a haber instantes de necesidad. Va a haber instantes en los que me deprimiré.
Con el corazón roto.
Con lágrimas.
Sintiéndome totalmente desconcertado por todo lo que pasa a mi alrededor.
Las Escrituras jamás hacen parecer que la vida es todo rosas y tazas de mantequilla de maní. La Sagrada Escritura reconoce totalmente que hay instantes en que la vida sencillamente hiede.
Y asimismo nos afirma precisamente qué hacer en esos instantes. Cuando la vida es dura y las circunstancias son desconcertantes y confiar en Dios semeja imposible, debo correr al trono de la gracia.
Allá hallaré a Jesús, listo para darme precisamente lo que necesito. Él asimismo aguantó las contrariedades, la sofocación y el sufrimiento, y de ahí que, puede darme la gracia cuando experimento exactamente las mismas cosas.
Cuando estoy combatiendo con la confianza en Dios, me invita a correr hacia él a fin de que me dé la gracia.
Confiar en Dios Estrategia #3: Rememorar el carácter de Dios
Lamentaciones 3:21-veintitres dice: «Mas esto lo recuerdo, y de ahí que tengo esperanza»: El amor del Señor jamás cesa, sus clemencias jamás acaban, son nuevas cada mañana, grande es tu lealtad.»
¿De qué manera puedo medrar en la confianza en Dios? Llamando activamente a la psique el carácter leal y firme de Dios. Este pasaje particularmente me anima a rememorar 3 cosas concretas de forma regular:
El amor firme del Señor jamás cesa
Las clemencias del Señor jamás acaban y son nuevas cada mañana.
Grande es la lealtad de Dios
La gloriosa alquimia de la solidez, la lealtad y la incesante clemencia de Dios, me lleva a confiar en Dios. ¿De qué forma no podría confiar en un Dios cuyo amor por mí jamás oscila y siempre y en toda circunstancia es firme?
¿De qué forma podría dudar de un Dios que tiene nuevas clemencias para mí cada mañana?
¿De qué forma podría cuestionar a un Dios que es de manera infalible, incansablemente leal?
Mas esta es la cuestión. Si tendré éxito en confiar en Dios, debo activamente, continuamente llamar a estas verdades sobre Dios a la psique. No es suficiente con conocerlas, como sé que dos + dos = cuatro y que la col rizada tiene un sabor repulsivo. Debo comprometer mi psique con estas verdades.
Cuando recuerdo el carácter de Dios, soy capaz de confiar en Dios aun cuando las cosas carecen de sentido.
Como afirmó Spurgeon:
Apoyémonos en Dios con todo nuestro peso. Lancémonos sobre su lealtad como lo hacemos en nuestras camas, llevando todo nuestro cansancio a su querido reposo.
Estrategia de Confianza en Dios #4: Rememorar la lealtad pasada de Dios
Hebreos 13:8 dice: «Jesucristo es exactamente el mismo el día de ayer, el día de hoy y siempre y en todo momento».
Este versículo es un glorioso recordatorio de que Dios es totalmente inalterable. Desde la eternidad hasta la eternidad, es Dios. Jamás cambia, jamás cambia, jamás oscila.
Ahora, ¿qué tiene esto que ver con confiar en Dios?
Sencillamente esto…
Si Dios jamás cambia, y me ha sido leal anteriormente, entonces puedo estar completamente seguro de que me va a ser leal en el futuro.
Y Dios efectivamente me ha sido leal anteriormente. Me ha sostenido por medio de la sofocación, la ansiedad paralizante, la depresión insoportable, las dudas apabullantes, las relaciones rotas y otras mil pruebas, trabajos y trampas. Desde el instante en que nací, Dios me ha sido leal.
Por el hecho de que Dios jamás cambia, su lealtad pasada es una garantía de lealtad futura. Puedo estar seguro de que Dios proseguirá sosteniéndome, sosteniéndome, continuando a pastorearme cara verdes pastos.
Me recuerda el verso de la canción «Él me mantendrá», que dice:
Cuando me temo que mi fe falle, Cristo me sostendrá;
Cuando el tentador predomine, Él me mantendrá.
Jamás pude sostenerme firme a través del temible camino de la vida;
Por el hecho de que mi amor es de forma frecuente frío; Él debe mantenerme.
Sí, Dios me ha sostenido, y proseguirá haciéndolo. Por tal razón, confiar en Dios en la mitad de las pruebas es verdaderamente posible.
Confiar en Dios Estrategia #5: Orar por la fe
Filipenses 4:5-seis dice: «El Señor está cerca; no os afanéis por nada, sino en todo, a través de oración y suplico, con acción de gracias, dad a conocer vuestras solicitudes a Dios».
En último término, confiar en Dios solo es posible a través del poder del Espíritu Beato. Aun si conozco todas y cada una de las verdades de arriba, el Espíritu Beato debe poder tomarlas por la fe.
Creerlas aun cuando las circunstancias afirmen lo opuesto.
No apoyarme en mi comprensión.
Necesito que el Espíritu Beato mueva estas gloriosas verdades de mi cabeza a mi corazón. Si eso no sucede, confiar en Dios va a ser imposible para mí.
Conque debo orar continuamente a fin de que Dios me deje confiar en él. Que Dios me asista a pensar en sus promesas y a confiar en él aun cuando la vida carece de sentido. Que me asista a aguardar pacientemente por él.
La simple, mas profunda verdad es que no puedo hacer nada (incluyendo confiar en Dios) además de Dios.
Como afirmó Jesús en Juan 15:5, «Yo soy la vid; sois las ramas. El que continúa en mí y yo en , ese es el que da mucho fruto, pues separados de mí no podéis hacer nada».
Sí, estoy llamado a poner activamente mi confianza en Dios. Debo trabajar para confiar en Dios. Al tiempo, Dios debe darme el poder de obedecer. Con lo que rezo y después obedezco.
Confiar en Dios aun cuando no comprendo
En su inusual libro «Confiando en Dios»: Aun cuando la vida duele, Jerry Bridges dice:
El plan de Dios y sus formas de hacer su plan están a menudo alén de nuestra capacidad de entender y comprender. Debemos aprender a confiar cuando no comprendemos.
Para mí, esto semeja estar en el corazón de la confianza en Dios. La simple realidad es que la mayor parte de las veces, solo tengo una pequeña idea de lo que Dios hace en mi vida.
Y todavía de esta forma, pues sé que es bueno y leal y firme y está ya listo para darme la gracia, puedo confiar en él con mi corazón.
O bien como afirmó Hables Spurgeon:
Dios es excesivamente bueno para ser atroz y demasiado sabio para confundirse. Y cuando no podemos rastrear su mano, debemos confiar en su corazón.